Desarrollo Afectivo y social
Autor: Félix López
Profesor de Psicología del Desarrollo
Universidad de Salamanca, España.
IMPORTANCIA DEL APEGO
¿Qué es un vínculo de apego? El apego se define como“el vínculo o lazo afectivo que se establece entre dos personas como resultado de la interacción y que les lleva a mantener proximidad y contacto en el logro de seguridad, consuelo y protección”. El individuo vinculado halla en la otra persona una base de seguridad y refugio emocional al que acudir en situaciones percibidas como amenazantes. En el caso del apego infantil, la figura de apego se convierte en la base de seguridad a partir de la cual el niño explora el mundo.
El apego es un vínculo que dura toda la vida.
FUNCIONES DEL APEGO.
El apego permite la adaptación de los niños y de los adolescentes y del propio sistema familiar.
Tiene la función de supervivencia de los hijos al estar junto a sus progenitores, los cuáles les ofrecen una serie de atenciones que necesitan para un buen desarrollo y crecimiento. A medida que los hijos van madurando, el apego cumple funciones de apoyo recíproco.
Desde el punto de vista más subjetivo, el apego tiene una función de seguridad emocional en la persona, pues las figuras de apego con las que ha establecido el vínculo le aceptan de forma incondicional, le protegen y le ofrecen los recursos necesarios para su bienestar.
Estilos de apego
APEGO SEGURO
Propio de aquellos niños que interpretan que sus padres son incondicionales, cariñosos, eficaces ante problemas, los niños con apego seguro reaccionan bien a las separaciones, Las personas con apego seguro tienen mayor capacidad de compromiso, mayor satisfacción en la comunicación, toman decisiones más acertadas y seguras y les va mejor en las relaciones de pareja. Para ellas las relaciones afectivas son más positivas, pues son capaces de sentirse amados y mantienen relaciones más realistas.
Las personas con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio interpersonal, tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo. De igual forma, muestran tener una alta accesibilidad a esquemas y recuerdos positivos, lo que las lleva a tener expectativas positivas acerca de las relaciones con los otros, a confiar más y a intimar más con ellos.
APEGO AMBIVALENTE.
Las personas con este tipo de apego se caracterizan por no haber construido esa seguridad. Esta construcción la llevan a cabo con condiciones, con dudas sobre la otra persona, de forma incoherente, etc. En separaciones protestan mucho y durante mucho tiempo y el reecncuentro es ambivalente, pues están contentos pero también poco receptivos por lo mal que lo han pasado.
Las personas con apego ambivalente suelen seleccionar peor a las parejas, y mantienen relaciones inestables e inseguras. A pesar de esto se encuentran con serias dificultades para tomar la decisión de separarse aunque tengan razones para hacerlo.
Los sujetos ambivalentes son aquellos que buscan la proximidad de la figura primaria y al mismo tiempo se resisten a ser tranquilizados por ella, mostrando agresión hacia la madre. Responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de los primeros. Estas personas están definidas por un fuerte deseo de intimidad, junto con una inseguridad respecto a los otros, pues desean tener la interacción e intimidad y tienen intenso temor de que ésta se pierda. De igual forma, desean acceder a nueva información, pero sus intensos conflictos las lleva a alejarse de ella (Gayó, 1999).
Una situación especial en la que se produce conflicto entre la conducta afectiva y la conducta de alejamiento, es la que se produce cuando la figura de apego es también la que provoca temor, al recurrir, quizás, a amenazas o actos de violencia. En esas condiciones, las criaturas más pequeñas no suelen huir de la figura hostil, sino aferrarse a ella (Bowlby, 1985; 1998).
APEGO INSEGURO EVITATIVO.
Una conducta de apego insegura-evitante o la presencia de fallas en el establecimiento del vínculo materno-infantil, también se ha asociado con madres que maltratan a sus hijos, ya sea de manera física, verbal, a través de la indiferencia. Muestran tener una menor accesibilidad a los recuerdos positivos y mayor accesibilidad a esquemas negativos, lo que las lleva, en el caso de las personas evasivas, a mantenerse recelosos a la cercanía con los otras personas.
Las personas con este tipo de apego, tienen despliegues mínimos de afecto o angustia hacia el cuidador, o evasión de esta figura ante situaciones que exigen la proximidad y rechazan la información que pudiese crear confusión, cerrando sus esquemas a ésta, teniendo estructuras cognitivas rígidas tienen más propensión al enojo, caracterizándose por metas destructivas, frecuentes episodios de enojo y otras emociones negativas (Gayó, 1999). Algunos niños sujetos a un régimen imprevisible parecen llegar a un punto de desesperación en el que, en vez de desarrollar una conducta afectiva caracterizada por la ansiedad, muestran un relativo desapego, aparentemente sin confiar en los demás ni preocuparse por ellos. A menudo esta conducta se caracteriza por la agresividad y la desobediencia, y esos niños son siempre propensos a tomar represalias. Este tipo de desarrollo es mucho más frecuente en los varones que en las niñas, en tanto que ocurre a la inversa en el caso de una conducta de fuerte aferramiento y ansiedad (Bowlby, 1985; 1998).
Una conducta de apego insegura-evitante o la presencia de fallas en el establecimiento del vínculo materno-infantil, también se ha asociado con madres que maltratan a sus hijos, ya sea de manera física, o verbal, a través de la indiferencia. Estos niños muestran tener una menor accesibilidad a los recuerdos positivos y mayor accesibilidad a esquemas negativos, lo que las lleva, en el caso de las personas evasivas, a mantenerse recelosos a la cercanía con los demás.
Cuanto más estable y previsible sea el régimen en el que se cría, más firmes son los vínculos de afecto del pequeño; cuanto más imprevisibles y sujetos a interrupciones sea ese régimen, más caracterizado por la ansiedad será ese vínculo (Bowlby, 1985; 1998).
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